Casi no vivo entre los vivos.
De lo mundano me desocupo y despreocupo,
transito tambaleante como antes,
camino por camino de caminantes,
y por los surcos surco mares y aires,
sin saber si entro o salgo,
si es pronto o tarde.
que otro espera en mi sala de espera,
me quita la máscara, me libera.
Entonces me pierdo,
le doy la mano,
apago el mundo
y me duermo algo más cuerdo.
.
Antonio, la conclusión del poema me encanta.
ResponderEliminarMi 'crítica' pone su acento en las asonancias. Hay dos que me chirrían:
antes-caminantes-aires
y
espera-libera
Recuerda lo que dijo Ana en La Lobera: a veces, basta con cambiar el orden de las palabras para liberarse de esa reverberación de la asonancia.
Te mando dos besazos. Ya te he visto en mi blog. Muchas gracias, Antonio.
Laura
Antonio, se ve el juego de palabras que has querido hacer en este poema "loco". Se nota que has querido jugar a las aliteraciones y algunas me parecen estupendas.
ResponderEliminarHay otras que no me convencen del todo. Son:
"transito tambaleante como antes,
camino por camino de caminantes"
Tambaleante y antes, creo que crean una asonancia que..., para mi, mejor deshacerla.
Camino por camino..., me parece demasiado camino, yo quitaría el segundo y diría "camino por donde van los caminantes". O si quieres seguir con el sonido "c"fuerte, puede ser "camino con los caminantes". Tu verás.
Abrazos
Gracias por vuestras observaciones. Efectivamente, hay asonancias múltiples, ya que, intencionadamente, es un poema de asonancias. Pueden sonar mal, pero el poema es así. Hay dos formas de las palabras "vivo", "camino", "surco" y "espera", todas intencionadas, pero con diferentes funciones gramaticales: verbos y sustantivos.
ResponderEliminarEs un juego de vocablos parecidos, surgidos de la mente de un demente ido (valgan las asonancias).
Una vez más, os agradezo vuestros comentarios.
Je-jeeee. Esto es estupendo. También se aprende de ver cómo el autor dice: "sí, lo sé, pero es que quise es un personaje loco, ido, y he querido hacerlo así". En definitiva, como decimos, es el autor quien manda y también se aprende a sopesar esto.
ResponderEliminarAhora bien, este poema ha querido someterse a la crítica, así que podéis seguir destripándolo.
Insisto: siempre que las críticas sean respetuosas, todo vale.
Gracias Antonio. Y sigue la cosa: asonancias ¿sí?, ¿no?
Abrazos.
Desde luego, hay demasiadas asonancias para ser por azar, que suelen "rechinar" en los oídos porque consideramos que son cosa de poetas principiantes o novatos, que casi tod@s nos hemos dejado hechizar por ellas, porque el ritmo del poema es lo primero que nos atrae cuando empezamos a escribir, y las asonancias salen de forma espontánea cuando nos expresamos sin ninguna regla o sin un conocimiento profundo de la poesía.
ResponderEliminarEl caso es que a veces la obsesión por las asonancias nos perturba tanto que olvidamos que también son parte de la poesía, en especial si son a propósito, como ha dicho el autor. Que no es lo mismo asonar con conocimiento de causa que por dejarse llevar por el ritmo espontáneo y fácil.
Gracias, Caminante, por tus apreciaciones.
ResponderEliminarDesde el título el poema avisa de sus intenciones, muy alejadas de la ortodoxia lírica. Ya, sólo en el título, aparecen tres palabras con significados sinónimos: "loco", "demente", "ido".
Comienza el desfile de asonancias consentidas:
"vivo entre los vivos" / "desocupo-despreocupo", /"tambaleante-antes", /"camino-camino-caminante", / "surcos-surco", / "espera-sala de espera", para concluir con unos versos que son como un descanso asonántico y que expresan el sosiego en que entra el loco tras sus cavilaciones: "Entonces me pierdo, /le doy la mano, /apago el mundo /y me duermo algo más cuerdo."
El agobio asonántico concluye con el descanso de Morfeo, única actividad que le permite al loco ser algo cuerdo (justamente lo contrario de lo que es el sueño, en realidad).
Me complace ver, Caminante, que has entendido el sentido y las intenciones de este modesto poema.
Antonio, ¡QUÉ APRENDIZAJE Y TEMA DE DEBATE NOS PRESENTAS AQUÍ!, EL DE LAS FALTA DE ORTODOXIA CONSENTIDA.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio.
Efectivamente no te veía yo a ti haciendo todas esas asonancias sin darte cuenta de ello.
Es proceso del demente, en el que va presentándose a sí mismo y su propio estado mental a través de su poema. Ese agobio asonántico -como dices- concluye con el sueño en el que se va volviendo cuerdo. Todo un proceso.
Es una locura, ciertamente.
Tal vez, para hacer más interesante la obra poética, estaría muy bien hacer una "conversación" poética entre el demente y un no demente. Resaltaría mucho la diferencia.
Mil gracias, Antonio. MUY INTERESANTE PARA DEBATIR TAMBIÉN.
Un abrazo
"(...) el ritmo del poema es lo primero que nos atrae cuando empezamos a escribir... "
ResponderEliminar¡y a leer! que digo yo, otra caminante, sólo que de día. La noche para los búhos.
Me lo dijo una compañera, a las personas se nos puede clasificar, también, por nuestros hábitos horarios, las hay alondras... -diurnas- y las hay lechuzas -nocturnas-.
Entraba sobre todo para decir que, a mí, como anteprincipiante, me ha encantado el ritmo del poema. Asonancias/disonancias incluídas. Besos para las conocidas, por supuesto para Antonio y saludos para mi alter nocturno: PAQUITA