Ángeles Fernangómez (sept. 2007)
He visto a la felicidad ser más que un nombre
y sé que el Paraíso Terrenal es cierto.
Tiene forma de arroyo con pendientes que,
sin pudor, se orina en los nenúfares;
charca de lirios con los pies mojados
donde las perras-lobas beben del esfínter.
Es donde bufan dulce las libélulas
y yo, mojé mis sienes al sentirlas secas.
Del Paraíso percibo hasta su savia
y conozco a los sabios que la habitan.
Parece que surgieran de la tierra
miméticas cabañas palo y piedra
y, cansadas, a la sombra de los árboles,
se posaran rogándoles sus nombres.
He visto hacer el amor a los insectos
y el beso que la hierbabuena da a la simple hierba.
Hay un circo de montañas
que lo envuelve y se alza en picos
a sabiendas del tesoro que custodia.
Sé de un profundo y misterioso río
como vientre y vena de la tierra
que diluye las mentiras personales
y riega esencias de verdad eterna.
Sé de una alberca clara donde lavé mi cuerpo
y de moras y frutales no prohibidos.
Por si lo dudas…, te diré que La Pareja existe
(no puede faltarle su pareja a un Paraíso).
Los dioses se pasean a sus anchas, disfrazados de piedras…,
de notas en el agua,
del canto de los grillos,
de estrellas como lluvia…
Las diosas –más coquetas-, prefieren mariposas.
Cuatro deidades neutras
se tornan salamandras
y entran en las casas a deshora.
Son
las de fuego, agua, tierra y aire.
Con patas estrelladas adheridas
decoran en la noche las paredes y, lejos de endiosarse,
las ves cenando moscas.
No me tomes por loca
que no es cuestión de fe lo que te cuento.
Yo misma he ido al Paraíso;
si quieres, te llevo de mi mano, con la sola condición
de que estés dispuesto a amarlo.
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jueves, 21 de enero de 2010
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...es tan facil dejarse llevar y adentrarse en ese paraiso...
ResponderEliminarbesos
Como dice Elena: ¡a esperar el próximo encuentro! Ya sabes que te digo que tienes que ir metiendo en la hucha para el pasaje.
ResponderEliminarEntonces comprenderás mejor qué es, en el poema, eso de Aire, Tierra, Agua y Viento..., lo de las salamandras con patitas estrelladas (en realidad son salamanquesas), lo de que las casas piden que los árboles les presten sus nombres..., lo de la pareja que no ha de faltar en un paraíso.
Este poema lo escribí antes de pujar por llevar allí al grupo. Yo lo conocía de hacía unos años y creo que conecté muy bien con la pareja "culpable" de crear este Centro en este paraíso. Por eso, cuando escribí el poema, todavía no había habido encuentros poéticos. Es por eso que no hablo de ello, pero AHORA LO AÑADIRÍA, todavía se convierte en más lindo.
Besos, Mery
REBECA BARRÓN escribió:
ResponderEliminarHe visitado el blog de LA LOBERA, !qué bonito tu poema" lo voy a
imprimir, yo si quiero que me enseñes el lugar...
Gracias, REBECA.
ResponderEliminarTe enseñaré cada esquina y rincón (me los conozco todos).
Besos